Por: Efraín Marino
Presidente de Corprensa Colombia
Hoy no es un buen día, el sol no ha salido aún y por primera vez quisiera que no saliese, el frío es denso, no sólo se siente, sino que hasta se puede oler...
Cuando crecemos vamos aprendiendo que la vida es una suma de experiencias, momentos buenos y malos que nos enseñan a levantar los pies y seguir adelante, es en esos momentos de caída, cuando estamos desalentados, derrotados y sin esperanza que valoramos la mano de un amigo que nos ayuda a levantarnos y continuar, pues bien, es de esa mano, de ese amigo, de quién hablan estás líneas...
Mucho se ha escrito sobre la amistad, hasta se han compuesto canciones muy hermosas como "A mis amigos" del cantautor Alberto Cortés una de mis favoritas... Pero siento que se queda corta, cuando uno tiene la fortuna de encontrarse en este camino con personas maravillosas como Don Hernando Rincón Granados y ser bendecido con su amistad y cariño...
Hablar de Hernándo, es redundar en la bondad, la mansedumbre, el carisma, la caballerosidad, la gallardía y ni hablar de su talento y maravillosa voz, que agradaba al oído no solo por la profundidad de su tono grave, sino por la sinceridad y amabilidad de sus palabras...
Pareciera que el maestro Kapuscinsky, describiera a Hernando Rincón, cuando cita su frase: "para ser un buen periodista hay que ser una buena persona"... Esa era su principal cualidad, ser buena persona, en eso, era el mejor de todos, y esa fue su enseñanza para los que lo conocimos...
Fueron cientos de anécdotas compartidas en años de amistad sincera y frecuentemente nos turnabamos de mano y el uno levantaba al otro, pero desde hace más de un año que enfermó y quedó en cama, cada día, no solo me levantaba el ánimo con sus palabras, sino que me cargaba en sus brazos de fuerte amistad, se podría decir que yo era el enfermo y el, el alentado...
Le encantaba que lo visitará, nos poníamos a hablar sin medida cuál "frágil barco de papel" a la deriva, escuchábamos rancheras, boleros y no podía faltar su canción favorita "Venecia sin ti" de Charles Aznavour, a veces veíamos clásicos en blanco y negro, como el llanero solitario, el zorro o el inigualable Cantinflas... solo que en estás tertulias, cambiábamos el “amarillito por el cafecito” y vez en cuando uno que otro postrecito, pues le encantaba el “ Coffe Deligth”, para seguir endulzando su corazón...
Lamento su partida, me duele el corazón y si pudiera probar el sabor de mis palabras, seguramente serán saladas por las lágrimas que no han cesado de caer, pero me consuela el saber que al fin logró sus alas, pues era lo único que le faltaba para ser un ángel en este mundo, ahora puede volar por donde quiera y seguir acompañando a todos sus seres queridos, familiares y amigos, ahora su voz se escucha en el alma, y desde el cielo nos ayudará a soportar la más “terrible tempestad”, será el capitán y timonel de todos los corazones de los que nunca lo olvidaremos... Buen viento y buena mar amigo mío... Hermano mío...
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