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Foto del escritorEFRAIN MARINO

¡RENUNCIO AL PARTIDO, PERO JAMAS A LOS PRINCIPIOS CONSERVADORES!


El conservatismo es ante todo una actitud más que una ideología, y su diferencia radica en que el conservador custodia o asume una protección de los principios metafísicos que la realidad misma le constituye. Por el contrario, la ideología se reviste como una pretendida “verdad” que debe mostrarse ante el mundo como reconfiguración de la propia condición humana, relativizando todo, negando su doctrina, negando su credo y negándose a sí mismo.


Hoy, el partido conservador se ha declarado gobierno progresista, ha perdido su vocación de poder y la razón más elemental, es que ha perdido su evocación de principios, porque su extrema pasividad, su silencio y su complicidad con ´El Régimen´ lo ha llevado a tolerar todo tipo de atropellos contra el digno pueblo trabajador y al mismo tiempo ha olvidado su lugar dentro de la historia. La preservación de la tradición eterna que reviste al ser-humano temporal, es un compromiso no escrito que todo buen conservador por actitud asume pero que, con firme reacción y por obligación moral, debe defender ante la decadente modernidad. Sin embargo, el progresismo es todo lo contrario, es la manifestación máxima de la nefasta democracia liberal que con expresividad marcada relativiza al individuo, lo deforma, al punto que sublime su razón, su libertad, su lenguaje e incluso su misma integridad.


¿Cómo puede el conservatismo pactar con el progresismo que aniquila la vida humana desde la misma concepción? ¿Cómo puede el conservatismo pactar con quienes ven en la propiedad una oportunidad para socavar el derecho adquirido? ¿Cómo puede el conservatismo pactar los cimientos de la nación por una migaja burocrática? Como diría el filósofo colombiano Nicolas Gómez Dávila (cito): “Los conservadores actuales no son más que liberales maltratados por la democracia”.


Pragmatismo le llaman algunos, pero cobardía es lo que dice en su frente, con excusa lánguida se han arrodillado tanto, que no solo al ‘Régimen’ han entregado su dignidad, sino que ahora serán cómplices de la catástrofe más grande que se avecina para Colombia. Cuando confisquen no solo nuestros bolsillos sino peor aún nuestro derecho a pensar y a expresar ideas, recuerden que fueron ustedes, un amplio grupo de congresistas del partido conservador, los cobardes que entregaron la dignidad de un pueblo con tal de mantenerse con el poder sin perder sus paupérrimos privilegios. No fueron capaces de defender nuestros ideales, no tuvieron la fuerza de carácter, ni el liderazgo ni la iniciativa para preservar la misma doctrina, porque no saben gobernar más allá de sus maquinarias, sus favores y su burocracia, en nombre de una supuesta “institucionalidad” han masacrado la moral política y dejado huérfanos a miles de conservadores que en verdad creen en el orden, la tradición, la familia y la espiritualidad.


El progresismo como ideología es un yunque que aplastara todo con tal de reconfigurar la misma realidad social colombiana, a su enfermo objetivo, la agenda internacional que homogeniza la cultura, la política y la identidad de los pueblos.

Milite con sinceridad sin esperar nada a cambio y lo hice porque defiendo unos principios conservadores por encima del poder material, que hoy han sido sepultados de manera ignominiosa por cobardes que jamás supieron de su responsabilidad y menos de su honorabilidad, pero tarde o temprano entregaran cuentas de sus actos ante la justicia divina. Renuncio a la militancia del partido, sin olvidar las palabras del último conservador nacionalista, ‘El mariscal’ Gilberto Álzate Avendaño: “Lo que más temo en el mundo, después del santo temor de Dios, es convertirme en un burgués satisfecho”.

Cordialmente,

William S. Rojas R.

Exrepresentante a la Mesa Multipartidista de Bogotá Partido Conservador

Presidente de la Mesa Técnica de Comercio Formal e Industrial

Vicepresidente de la Fundación Colombia Identitaria.

Redes sociales: @RojasWilliamR


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