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EL DIA QUE SE CORONÓ, AL “REY SIN CORONA”. LISANDRO MEZA.


Por: Efraín Marino

Presidente de Corprensa Colombia

@efrainmarinojr @corprensacol

Tuve que viajar miles de kilómetros, atravesar el mar Atlántico, ir a otro país, para conocer al "Rey sin Corona" El juglar de la música sabanera y tropical, el hombre del Guayabo de la Ye, Las Tapas, El Hijo de Tuta, La Miseria Humana, Baracunata, Senderito de Amor, Sal y Agua y cien canciones más.

Conocí a Lisandro Meza en la ciudad de New York en julio de 2016, cuando fue homenajeado como el Rey Momo del desfile de la Colombianidad, organizado por el Centro Cultural Colombiano Internacional y su presidente Rafael Castelar, un monteriano que siempre soñó con tener al maestro Lisandro en su desfile y darle su merecida corona; y por cosas del destino, yo también tuve la furtuna de conocerlo en persona, estrechar su mano, entrevistarlo, ser testigo de su coronación y contagiarme del legado musical de un verdadero juglar sabanero.

Estaba vestido de blanco impecable, de guayabera bordada a mano, tenía una banda tricolor terciada que lo galardonaba como el ‘Rey Momo”, una capa roja y una corona dorada en su cabeza.

- “Al fin lo coronaron maestro”, le saludé, aludiendo al apodo ganado en el festival vallenato de 1969, cuándo el jurado escogió a Nicolás “Colacho” Mendoza, pero el pueblo eligió a Lisandro al ganarse la fanaticada con su paseo vallenato “El Saludo”.

- “Vea pues compadre, tuve que venirme para la yunais, para que me dieran mi corona” respondió en medio de risas y fotos que el público le pedían a cada instante.

- “Yo quería la del festival, pero no se pudo, pero mi compadre Alfredo, (Gutiérrez) se ganó tres por mi je je je”, siguió riendo, mientras abrazaba respetuosamente a una de las reinas del desfile para una foto y arremetió :

- “esta es la que quiero, que me corone”.

El calor del verano era intenso, la carroza iba por la Northem Boulevard del condado de Queen N.Y. y el maestro estaba sentado en su trono y a su lado estábamos Nick Ortíz, periodista y fotógrafo caleño radicado en USA; y este servidor, sirviéndole de edecán y al mismo tiempo aprovechando la oportunidad para entrevistarlo.

- “Cipote calor y yo con esta vaina encima”, se quejaba del vestuario de Rey Momo, mientras con un pañuelo se secaba la frente y tomaba agua en botella.

- “Las vainas en las que me mete mi hijo”… murmuraba mientras alzaba la mano y saludaba a los miles de asistentes al desfile que gritaban ¡Lizandro, Lizandro!

Los parlantes de la carroza, sonaban las canciones del maestro, una a una en una interminable playlist. Fue un momento mágico, miles de colombianos y latinos con pañuelos blancos y banderas de Colombia, reconocían la grandeza del maestro Lisandro Meza y por fin lo aclamaban como el rey de la música sabanera que tantas veces nos puso a bailar y lleno nuestros corazones de alegría.

El desfile terminó en una tarima donde recibió regalos, honores y fue coronado por la cónsul de New York y muchas personalidades, canto la canción “El guayabo de la Ye” y se despidió diciendo … “Se las dejo ahí”… pues a esas altura el calor le había pegado muy fuerte y se tuvo que bajar de la tarima a descansar.

Luego tuve la oportunidad de continuar mi entrevista, más calmado le conté que mi casa materna quedaba en Soledad, Atlántico y fue cuando me dijo que siempre quiso haber conocido al Poeta Gabriel Escorcia Gravini el de “La Miseria Humana”, poema que le grabará en Vallenato y le hubiese gustado hacer un vídeo en el cementerio de Soledad y en la casa del poeta de la muerte.

Me contó de sus hijos, me dijo que Juan José tenía una productora en Miami y que me lo quería presentar, pero fue cuatro años después, en pandemia y gracias a una entrevista virtual con Carlos Nuño (El de la grande de Madrid) que me presentó a Juan José Meza y su disquera Café Récords y volvimos a recordar las anécdotas del maestro Lisandro.

Volviendo a mi charla con el “Macho de América” pues también así le decían, quiero destacar la sabiduría ancestral de las personas de provincia, su humildad, su cortesía, me dio muchos consejos y me decía que el no era grande, que grande eran Leandro, Alejo, Escalona… que él era un mortal agradecido del don que Dios le había dado y que le gustaba alegrar con sus canciones a sus paisanos.

Nunca imaginó que se convertiría, en una leyenda de la música folclórica sabanera y tropical de Colombia, y que en ese desfile y reconocimiento internacional pasaría a la historia como el día en que se coronó al rey sin corona.

“Desde que te fuiste Rafa, para Santa Marta, aquí no se escuchan ni música ni letras. Saludos te mandan toditas tus hermanas, y también te manda tu amigo Lisandro Meza” (El Saludo. Lisandro Meza 1965)

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